Del niño noblote al médico cirujano, un salto al arte noble del bisturí

Todo un lujo, una satisfacción enorme y un inmenso orgullo, cuando al salir de una consulta médica de un hospital en Las Palmas, una mirada empática en forma de llamada se entrecruza con la tuya en los pasillos y te dice: "Andrés, ¡qué alegría verte!. ¿Me conoces?." "Claro, por supuesto”, respondo." "Eres tú aunque ya con una fisionomía de adulto, pero con la misma sonrisa de aquel joven introvertido y noblote estudiante en el IES VECINDARIO allá por finales del siglo XX."

Un rato agradable y ameno compartiendo recuerdos y risas ya fuera del hospital. Hacerte partícipe de su camino en la mejora y perfeccionamiento de su amada profesión, y a la vez hablarte de sus proyectos presentes y futuros de una manera tan alegre hace que la medicina y sus profesionales sean dignas de admirar.

Aquel estudiante es ahora un gran médico cirujano, que me confesó con una sonrisa en sus palabras, que uno, al igual que otros tantos profesores y profesoras, formamos un pequeño cachito de lo que hoy es él como persona y como profesional. Un lujazo oír esas palabras, que no son sino de reciprocidad compartida. Sí, nosotros también evidentemente, me atrevo a afirmar, somos muchísimos cachitos de los miles de alumnas y alumnos que han pasado por los asientos de las aulas de nuestros institutos y por las emociones vividas durante esos años de docencia en la enseñanza pública. Un regocijo saber, después de tantos años, que uno de tus alumnos de antaño es ahora un gran profesional que intenta, en su quehacer diario, hacer feliz a otras personas en la mejora de la salud y de la vida. 

También dio tiempo para recordarte una intimidad compartida en aquellos años. Una pequeña y valorada anécdota, en relación al expediente académico de aquel año, en forma de 'una décima' en un examen nos puede y nos tiene que hacer reflexionar, y por consiguiente también esforzar por buscar y conseguir siempre la mejora de todo en la vida. Ser médico no es una cuestión baladí, y menos aún cuando nuestro cuerpo y nuestro ser depende de las manos de un extraordinario cirujano.